La quiebra de CIVE no es por la baja de la producción en las automotrices (ya que no son sus únicas clientes), ni por la recesión que impulsa el advenimiento de la crisis mundial. La quiebra de CIVE es por su vaciamiento encubierto.
La empresa se encuentra tal como quedó el día de su cierre con toda la estructura y las maquinarias como para empezar a funcionar. Incluso los trabajadores hasta hace unas semanas seguían recibiendo los pedidos de sus clientes. Los 72 trabajadores de CIVE poseen el conocimiento e idoneidad especifica para seguir trabajando y responder a una demanda concreta y latente.