Mundo al revés

En el mundo al revés, la libertad oprime: la libertad del dinero exige trabajadores presos de la cárcel del miedo, que es la más cárcel de todas las cárceles. El dios del mercado amenaza y castiga; y bien lo sabe cualquier trabajador, en cualquier lugar. El miedo al desempleo, que sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad, es, hoy por hoy, la fuente de angustia más universal. ¿Quién está a salvo del pánico de ser arrojado a las largas colas de los que buscan trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un "obstáculo interno", para decirlo con las palabras del presidente de la Coca-Cola, que hace un año y medio explicó el despido de miles de trabajadores diciendo que "hemos eliminado los obstáculos internos"?

Y en tren de preguntas, la última: ante la globalización del dinero, que divide al mundo en domadores y domados, ¿se podrá internacionalizar la lucha por la dignidad del trabajo? Menudo desafío.

Eduardo Galeano - Los derechos de los trabajadores. ¿Un tema para arqueólogos?

Finalmente el Sr. Hugo Ardiles tomo posesión de la fábrica de vidrios y parabrisas CIVE.

Los trabajadores de CIVE supieron luchar por su dignidad. Vencieron el miedo. Nunca más serán los mismos.

Se logró abrir la fábrica y recuperar los puestos de trabajo. Pero no se logro el control obrero. No se logro que los trabajadores conformados en cooperativa pudieran comprar la empresa.

Sí, Hugo Ardiles hoy es el nuevo dueño.

Aquel que llevo al cierre a CIVE tras un proceso de vaciamiento y quiebra fraudulenta.

Aquel que tiene denuncias judiciales por vaciamiento de CIVE, intento de soborno al director del CPC de Villa Libertador, y un historial de empresas quebradas.

Aquel que compra los créditos prendarios e hipotecarios de CIVE en el Banco de Córdoba. Pero que a la vez adeuda a CIVE $65.000, por GRIVAS, otra empresa a la que también llevó a la quiebra.

Paradoja del mundo del revés, un acreedor privilegiado deudor de la quiebra.

Logro quedarse con la fábrica. Pero no sólo, sino con la complicidad de múltiples abogados, funcionarios y empresarios, de los que no podemos dejar de nombrar a:

Marcela Antenucci (Jueza del Juzgado Civil y Comercial de 52º nominación) que no dispuso medidas de tipo investigativas ante las irregularidades evidentes en la quiebra de CIVE y declara a Ardiles acreedor privilegiado.

Marcel Bonetto (secretario de Giacomino) quien ante los medios negó conocer personalmente a Ardiles, y en la Comisión de Legislación General del Concejo Deliberante, declaró, y quedó asentado en un documento público, que no sólo conoce a Ardiles, sino que también mantuvieron vínculos comerciales y actualmente tres hermanos de él son empleados de Ardiles

Daniel Giacomino (Intendente de la Ciudad de Córdoba), quien nunca concedió una audiencia pública a los trabajadores de CIVE, ciudadanos para los que tiene que gobernar, y giró al Concejo Deliberante el veto de la ordenanza que declaraba a CIVE de utilidad pública y sujeta a ocupación temporaria.

Luis Angulo (Ministro de Justicia) y Omar Sereno (Secretario de Trabajo) que se limitaron a permitir que Ardiles presentara propuestas tramposas sin tomar cartas en el asunto.

Y los Concejales del Concejo Deliberante de Córdoba que no se animaron a reafirmar la ordenanza que declaraba a CIVE de utilidad pública y sujeta a ocupación temporaria.

Pero los trabajadores de CIVE lograron lo que buscaban: volver a trabajar. Y lograron aún más, volver a trabajar con la dignidad de no ser esclavos del mundo al revés.